CACOS EN EL BUS
Me cuenta mi hermana que en un autobús atestado iban dos jóvenes cacos metiendo mano al bolso de las señoras. Debían ser novatos porque se les cayó al suelo el botín obtenido de una de sus presas, y ahí se descubrió el pastel.
¿Qué hizo el resto de viajeros del autobús? Nada.
El caco se bajo tan pancho, sin sonrojarse siquiera. En otro tiempo, antes de estar tan apazguatados como estamos, la gente le hubiera mentado la madre, cuando menos.
Pero es lo que dice mi hermana: le dices algo e igual te pone una demanda.