TENER Y NO TENER

Me dice mucha gente que, ya que me gusta tanto leer, por qué no escribo alguna cosa.
¿Qué tendrá que ver? Es como si, porque me gusta mucho la música, me pongo a tocar el piano sin tener ni idea. Cierto que puedo ir al conservatorio, y con paciencia y esfuerzo, acabar por saber tocar el piano. Pero no es lo mismo...
Es que yo soy una romántica y aún creo en eso que antes se llamaba "genio". Una chispa con la que se nace, un don que viene en nuestros genes y que en ningún lado se puede aprender. Algo que vuelve lo que haces brillante... frente a tanta opacidad como hay.
El ponerme a escribir provoca en mi dos sentimientos: el primero de rubor, ante la inmodestia que eso significaría. Y el segundo de engaño, al pretender hacer algo para lo qúe sé que no estoy dotada.
Ahora está de moda escribir. En un país en el que nadie lee, todo el mundo escribe. Y proliferan con éxito los talleres de escritura donde gente mediocre o directamente mala, alimenta sus ínfulas de escritor.
Una vez tuve la ocasión (funesta) de salir de copas con los componenentes de uno de esos grupos literarios. Todos me decían "¿Y tú no escribes?". A lo que yo contestaba, "Pues no, pero leo bastante bien". Pero lo más escalofriante era como aprovechaban los miembros (con perdón) del citado grupo PARa criticar sin piedad lo que los demás escribían... cuando los demás se iban retirando en el transcurso de la noche. Nadie tenía el valor de decir a otro cara a cara que lo que escribía no era bueno. Tal vez por miedo a recibir una opinión similar de sus escritos.
Sobre todo, había un señor mayor que tenía una novia muy joven a la que se suponía había conquistado por lo bien que escribia... En fin, bochornoso.
Ahora que lo pienso... podría escribir la historia de esa noche. Jajaja.